TRY EN EL AIRE WEB (AGOSTO 2015)

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"Hay equipo"












Nuevamente, Sergio Renna desde Durban narra como testigo privilegiado el encuentro y la intimidad de la cena entre dos generaciones de Pumas separadas -y unidas- por 50 años de historia.
Los Pumas del 65 bajan del micro que los lleva a un encuentro con el presente. Los Pumas que hoy defienden la camiseta celeste y blanca aguardan la cita con el pasado glorioso. Juntos, ambos se dan la mano para caminar juntos por el futuro del rugby argentino.
En plena concentración, a días del test match contra los Springboks, el seleccionado capitaneado por Agustín Creevy recibió con honores, aplausos y camaradería, a los gloriosos Pumas del 65. La cena organizada por la Unión Argentina de Rugby tuvo transmisión del legado Puma como hace mucho tiempo no tenía.
Si el rugby es un juego de tradición y camaradería, esta noche de Durban fue el escenario perfecto para ratificar -una vez más- que la camiseta celeste y blanca está construida con ladrillos de coraje, de amor por ella y de tackles que tienen, como único objetivo, derribar lo imposible y no darse por vencido jamás.
-Rápido muchachos que estamos llegando tarde. Dice Pochola Silva, antes de bajar del micro.
Coco Benzi, en primera fila, se acomoda la chomba con la leyenda “50 años”. Algunas glorias oldies apuran el paso, aun cuando sus rodillas ya no son las de antes. Van bajando de a uno, en fila. Todavía se resisten a dejar esa química ovalada de un equipo en gira por el exterior. Todos vestidos igual, cual camiseta de partido, van enfilando para el interior del hotel que los espera con una gran sorpresa.
-Bienvenidos muchachos. Es un honor recibirlos esta noche. Dice el carismático capitán Agustín Creevy, formado en San Luis. Parado en la entrada del salón, saluda con un beso y un abrazo a cada integrante de la delegación cincuentenaria. Y a medida que van ingresando, un coro de aplausos se hace estruendo en la acústica del lugar.
Los que aplauden no son fanáticos ni hinchas, aunque podrían serlo. Los que aplauden son los jugadores de Los Pumas y todo el staff técnico, que los recibe a los abrazos, apretones respetuosos de manos, miradas cómplices y cariño, mucho cariño.

Unos Pumas saludan a otros Pumas
Y ese Yaguaretè que lucen todos en sus camisetas, ruge como nunca y se hace escuchar en todo Durban.
A medida que los saludos se hacen multitudinarios, se mezclan todos en las mesas.Ronnie Foster se acomoda cerca del Toro Ayerza. Los zanjeros salen a la caza deBove Cazenave y Arturito. Los del CASI abrazan su crédito, Marta Landajo. Todos los de Duendes sacan pecho con los Imhoff padre e hijo, Coco Benzi, el tryman del Ellis Park, el Gringo España, Jero de la Fuente y el Presidente de la Unión, el NegroAraujo.
Loyola busca a único cordobés y se miran con una mirada made in La Docta. Y así, entre todos, se siguen buscando y encontrando los referentes de cada club a través de los años.
-Junta la mesa así entramos todos, dice Benjamín Macome. Palomo Echegaray le da una mano al tucumano, y juntos acercan a unos con otros. El Flaco Illia lo mira a Tomás Lavanini y parecieran medir altura, talla y peso. Lo mismo hace el AlemánSchmidt. Son grandotes y ellos lo saben. Empujan un poquito al trasladarse, pero está bien. Se les perdona. Al fin de cuentas, si se fajan en el scrum, algo de chapa e inmunidad tendrán.
Se sabe, unos y otros están hermanados por una camiseta celeste y blanca que les cruza el alma y el corazón. Mientras cenan, se juntan, se miran, se charlan. Son todos, en uno solo. Se preguntan dónde juegan, cómo es el rugby de ahora. Cómo era antes. Cómo se jugaba hace 50 años. Cómo entrenaban. Qué comían, qué soñaban, qué anhelaban, qué miedos tenían...
Esto es así, el legado pasa de mano en mano. Va y viene. Como la pelota cuando cobra vida y va de touch a touch. Si el lobo es a la manada, la manada hace al lobo.
La noche se empieza a terminar. Y mientras el momento del café dice presente “Los del 65” comienzan a guardar sus recuerdos en el bolso del alma. Los de ahora, con suma cortesía, piden disculpas por algo que es evidente: tienen que levantarse temprano, entrenar, ir al Captain’s Run el viernes y mentalizarse en el test del sábado...
Pochola Silva propone un brindis y pide decir unas palabras. El capitán Creevy, asiente.
"Ustedes son lo más valioso que tiene nuestro rugby. Jueguen con el alma y diviértanse, porque el rugby está para eso. Para saber ganar y para no caerse en la derrota, pero sobre todo para divertirse. Si no son felices, no podrán conseguir nada. Nosotros lo fuimos y mucho”. Aplausos, lágrimas y copas en alto.
Ahora sí, la noche se termina. ¡Qué ganas de volver a ver a Los Pumas! Que viva el rugby y que la próxima estación se llame Esperanza, porque nada ni nadie podrá detener jamás a quienes quieran alcanzar la gloria y dejen todo por conseguirla. Unos ya lo hicieron. Y si ellos pudieron, otros también seguramente podrán.

Como ocurre en las tribus ancestrales, el sabio aconseja al joven guerrero. Y al fin de cuentas, de eso se trata todo esto.

*Crédito: UAR